De cine... la nouvelle hack!
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Proyectando sueños desde la tecnología libre
Orson Welles interpretando a César Borgia mira fijamente a la cámara. En las manos sostiene un pequeño saco con doscientos ducados. Mientras le extiende los honorarios a un mercenario le espeta: “...el conocimiento es una muy buena inversión”. La película es El príncipe de los zorros y uno no deja de preguntarse en qué estaba pensando ese guionista de Hollywood cuando decidió escribir una de las frases que mejor refleja el nudo gordiano
entre el creciente mercantilismo capitalista de la Italia de los Borgia y el macro poder de las grandes productoras en la época dorada hollywoodiense. Los conocimientos y las técnicas del cine se abren camino entre las tecnologías libres, ordenadores que esconden estudios de cine y movilizan la mirada tras las cámaras para proyectar realidades en las conciencias de la red.
Cámara ... Acción! Desde las orillas del paisaje tecnológico
Estamos tan acostumbradas a oír hablar de los presupuestos multimillonarios de una película, de lo que recauda, de los taquillazos y el merchandising que a menudo se nos olvida donde está el valor real del producto, las historias que nos cuentan, la sociedad a la que quieren llegar.... ¿Dónde queda la necesidad de expresarse y decir algo al exterior, de comunicarlo con sus semejantes, de diluirse en lo común? La entidades de gestión cultural, paradójicamente han sido quienes mas han contribuido en la difusión de esta especie de confusionismo donde prima la rentabilidad del producto por encima de su difusión libre en aras de lo que vienen llamando defensa de los derechos de autor. Paradójicamente, a pesar de hacer del autor bandera, la industria impide cada año que miles de películas salgan a la calle.
Desde su génesis internet ha sido el laboratorio de exploración y experimentación de nuevas realidades cooperativas, de modelos donde se ha intentado fracturar los conceptos de emisorreceptor. Ha llovido mucho desde que el escritor de ciencia ficción, J.G. Ballard, nos anunciaba que “existe un dominio que nos hace señas cada vez con mayor persuasión desde las orillas del paisaje tecnológico” pero el cine, hasta ahora adormilado, comienza a enfocar la idea. Son muchos los creadores audiovisuales que, en los últimos años, han apostado por otros modelos de desarrollo y por la creación de plataformas que sirvan de altavoz de un cine en red.
La influencia del netart, el software libre, la digitalización de contenidos, las redes p2p, la cada vez mejor calidad de compresión de formatos audiovisuales, la extensión de la máxima “do it yourself” están posibilitando que cada vez sean mas numerosos los creadores audiovisuales que apuesten por registrar sus obras bajo licencias libres y decidan confiar en la red más en que en la Paramount. Pero sobre todo están posibilitando la desaparición paulatina de un imaginario colectivo donde el artista o cineasta es un ser solitario, aislado, romántico y genial encerrado en un cubo esperando a que la bombilla se le encienda y pueda crear “esa obra única”. Cualquiera con una cámara digital y un poco de ingenio puede colgar su obra en el Youtube y ser famoso por un día. Cada vez tiene menos razón de ser el papel de los intermediarios, cada vez son más y más los creadores audiovisuales. Y la práctica demuestra que es mas pragmático y eficaz poder compartir tu obra y apostar por una lógica recombinante y colaborativa.